Sacramental Grace of Marriage within the Catholic Church | Gracia Sacramental del Matrimonio dentro de la Iglesia Católica
July 14
Dear Families and Friends of St. Francis Xavier Parish,
“The matrimonial covenant, by which a man and a woman establish between themselves a partnership of the whole of life, is by its nature ordered toward the good of the spouses and the procreation and education of offspring; this covenant between baptized persons has been raised by Christ the Lord to the dignity of a sacrament."
The Catholic Church, as “Mater et Magistra,”—Mother and Teacher—has the God-given responsibility to care for her children, and to lead them to every good gift that God wants for them. Humanity, even in its fallen condition, can, by the light of the image of God implicit in us, sometimes enjoy a rich life of love and family. Catholics, who by the grace of baptism ought to be living an even richer life of holiness, virtue, and faith, and who have the call (vocation) to married and family life, have the Sacrament of Matrimony, by which the call to human love and family is infused with sacramental grace particular to the challenges and blessings of this vocation. Grace involves the cross, through which the glory of God is available to us. The nuptial sacrament provides for a better marriage the way the baptismal sacrament provides for a better life: it is the gift of uniting our human life into the mystery of divine life. But the gift must be put into action.
Catholics seeking marriage must, without exception, be married with the nuptial sacrament of the Catholic Church, even when marrying a non-Catholic. To enter into a non-Catholic marriage (or to cohabit without marriage) puts a Catholic outside the licit reception of the sacraments of the Church. Unfortunately, this was not sufficiently taught in recent decades, and many of the faithful have put themselves in this predicament without fully understanding the gravity.
The Church joyfully embraces couples seeking the sacrament of matrimony for themselves and walks with them through the preparation for the beginning of their nuptial union. The Church also joyfully embraces couples in the sometimes more complex journey of bringing their non-Catholic marriage into the sacramental life of the Church.
God bless you and your families,
Fr. Kelley
Español
Queridas familias y amigos de la parroquia San Francisco Javier:
“La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados."
La Iglesia Católica, como “Mater et Magistra”, Madre y Maestra, tiene la responsabilidad dada por Dios de cuidar a sus hijos y guiarlos hacia todo don bueno que Dios quiere para ellos. La humanidad, incluso en su condición caída, puede, a la luz de la imagen de Dios implícita en nosotros, disfrutar a veces de una vida rica de amor y familia. Los católicos, que por la gracia del bautismo deberían vivir una vida aún más rica de santidad, virtud y fe, y que tienen el llamado (vocación) a la vida matrimonial y familiar, tienen el Sacramento del Matrimonio, por el cual el llamado al amor humano y a la familia se infunde con la gracia sacramental particular a los desafíos y bendiciones de esta vocación. La gracia implica la cruz, a través de la cual la gloria de Dios está disponible para nosotros. El sacramento nupcial provee para un mejor matrimonio de la misma manera que el sacramento bautismal provee para una mejor vida: es el don de unir nuestra vida humana al misterio de la vida divina. Pero el don debe ponerse en acción.
Los católicos que buscan el matrimonio deben, sin excepción, estar casados con el sacramento nupcial de la Iglesia Católica, incluso cuando se casen con un no católico. Contraer un matrimonio no católico (o cohabitar sin matrimonio) coloca al católico fuera de la recepción lícita de los sacramentos de la Iglesia. Desafortunadamente, esto no se ha enseñado lo suficiente en las últimas décadas, y muchos de los fieles se han puesto en esta situación sin comprender plenamente su gravedad.
La Iglesia acoge con alegría a las parejas que buscan el sacramento del matrimonio para sí mismas y camina con ellas a través de la preparación para el comienzo de su unión nupcial. La Iglesia también acoge con alegría a las parejas en el camino a veces más complejo de llevar su matrimonio no católico a la vida sacramental de la Iglesia.
Dios los bendiga a ustedes y a sus familias,
Padre Kelley