Sacrifice and Salvation | Sacrificio y salvación

December 22

Dear Families and Friends of St. Francis Xavier Parish,

“When Christ came into the world, he said: ‘Sacrifice and offering you did not desire, but a body you prepared for me; in holocausts and sin offerings you took no delight.’ Then I said, ‘As is written of me in the scroll, behold, I come to do your will, O God.’ … By this ‘will’ we have been consecrated through the offering of the body of Jesus Christ once for all.”

In these bulletin columns, I try to pull out some aspect of the readings that are probably not going to be part of the weekend homily, they’re not necessarily part of the main theme, but they are still interesting and helpful to understand more the scripture tradition.

Our quote from the Letter to the Hebrews is from Psalm 40, which the author to the letter retells as a saying of Jesus. God required his people to offer all the temple sacrifices to understand the importance of sacrifice, the cost of it, and the concept that we could make a valuable sacrifice in place of our own death. God was teaching his people. It wasn’t that the blood of the animals was valuable or could remove sin. But God did indeed ask that these sacrifices be offered. Because it was God’s plan, his will, ever since the Fall, that he would come into human nature—the pre-existing eternal God would enter into time and matter as a human being—our frail humanity containing his infinite divinity. He would receive a human body, human nature, so that he would, as a human, be able to make from humanity an infinite offering, by his divine nature, to reconcile us to God and restore us from the Fall of our rebellion against the divine will.

Christmas is when we celebrate the birth of the Son of God in our world, now become the Son of Man, that in accomplishing the divine will in his death as the perfect sacrificial self-offering, and his resurrection, undoing the death of our fall, he would restore us to communion with heaven.

Even though he truly entered into flesh in the Virgin Mary’s womb at the mystery of the Annunciation, we celebrate his birth, his heavenly light shining forth into our world’s darkness. O Come, let us adore him!

Blessed and Merry Christmas to you and your families,

Fr. Kelley

Español

Queridas familias y amigos de la parroquia de San Francisco Javier:

“Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura–: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.’. … Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.”.

En estas columnas del boletín, trato de extraer algunos aspectos de las lecturas que probablemente no serán parte de la homilía del fin de semana, no son necesariamente parte del tema principal, pero aun así son interesantes y útiles para comprender más la tradición de las Escrituras.

Nuestra cita de la Carta a los Hebreos es del Salmo 40, que el autor de la carta relata como un dicho de Jesús. Dios exigió a su pueblo que ofreciera todos los sacrificios del templo para que comprendiera la importancia del sacrificio, su costo y el concepto de que podíamos hacer un sacrificio valioso en lugar de nuestra propia muerte. Dios estaba enseñando a su pueblo que la sangre de los animales no era valiosa ni podía quitar el pecado, pero Dios sí pidió que se ofrecieran estos sacrificios, porque era el plan de Dios, su voluntad, desde la Caída, que Él viniera a la naturaleza humana: el Dios eterno preexistente entraría en el tiempo y la materia como un ser humano, nuestra frágil humanidad que contiene su divinidad infinita. Él recibiría un cuerpo humano, una naturaleza humana, para que, como humano, pudiera hacer de la humanidad una ofrenda infinita, por su naturaleza divina, para reconciliarnos con Dios y restaurarnos de la Caída de nuestra rebelión contra la voluntad divina.

La Navidad es el día en que celebramos el nacimiento del Hijo de Dios en nuestro mundo, convertido ahora en el Hijo del Hombre, para que, cumpliendo la voluntad divina en su muerte como ofrenda sacrificial perfecta, y su resurrección, deshaciendo la muerte de nuestra caída, nos restablezca la comunión con el cielo.

Aunque verdaderamente entró en carne en el vientre de la Virgen María en el misterio de la Anunciación, celebramos su nacimiento, su luz celestial brillando en la oscuridad de nuestro mundo. ¡Oh, vengan, adorémoslo!

Bendita y Feliz Navidad para ustedes y sus familias,

Padre Kelley

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Avoid temptations and distractions; put God first always. | Evite las tentaciones y las distracciones; poner a Dios primero siempre.