God's Gift of Grace | El don de la gracia de Dios

March 16

 

Dear Families and Friends of St. Francis Xavier Parish,

Grace is an outpouring of divine power to live out God’s will with greater love and greater resistance to sin than we have within our own power. In fact, the more we think we can do this on our own, the more we are likely to fail. God wants to help us, but in His respect for our free will, we have to ask Him.

Grace isn’t just “power” in the sense of strength, but the Greek and Latin words are “dynamis” and “potentia.” It’s the potential power of dynamite. A couple sticks of dynamite, when their potential is unleashed, is far more power than would be expected from just looking at the sticks of unexploded dynamite. It’s related to Jesus’ parable of the mustard seeds, which are so small, yet have the surprising power, the potential, to explode into a one of the largest bushes, and which multiplies rapidly.

Grace is the potential for divine power in our life (and through us, divine power in the world). But it’s an invitation. There’s a great quote, “God doesn’t expect us to lean on our shovel and pray for a hole.” If we pray for, receive, and accept God’s help, we’ll be supernaturally assisted in our task, whatever it is.

So, first, we must conform our hearts to the heart of God, so that what we ask for will be in God’s will to give us. That requires a habit of prayer, that He may make our hearts like unto His. Second, we must ask God for we need His help with (which is everything, really). Then third, we must respond to the prompting of grace, opening ourselves up to the power of God in us that goes beyond our own ability.

It might be a task we’re facing. It might be the need to forgive someone. It might be a battle with temptation or giving up a harmful attachment or addiction. It might be living out the vocation of marriage, or difficulties others. It might seem to us that we’re just working extra hard and God didn’t really help. But in reality, we worked extra hard, with effectiveness, because God gave us the grace, His dynamic power, to do so. 

God bless you and your families,

Fr. Kelley

 

Español

 

Queridas familias y amigos de la parroquia de San Francisco Javier:

“Abram creyó lo que el Señor le decía” (Gn 15,6).

La gracia es una efusión del poder divino para vivir la voluntad de Dios con mayor amor y mayor resistencia al pecado de la que tenemos con nuestras propias fuerzas. De hecho, cuanto más pensamos que podemos hacer esto por nuestra cuenta, más probabilidades tenemos de fracasar. Dios quiere ayudarnos, pero en su respeto por nuestro libre albedrío, tenemos que pedirle. 

La gracia no es sólo “poder” en el sentido de fuerza, sino que las palabras griegas y latinas son “dynamis” y “potentia”. Es el poder potencial de la dinamita. Un par de cartuchos de dinamita, cuando se libera su potencial, tienen mucho más poder de lo que se esperaría con sólo mirar los cartuchos de dinamita sin explotar. Está relacionado con la parábola de Jesús de las semillas de mostaza, que son tan pequeñas, pero tienen el sorprendente poder, el potencial, de explotar y convertirse en uno de los arbustos más grandes, y que se multiplica rápidamente. 

La gracia es el potencia del poder divino en nuestra vida (y a través de nosotros, el poder divino en el mundo). Pero es una invitación. Hay una gran cita: “Dios no espera que nos apoyemos en nuestra pala y oremos por un hoyo”. Si oramos, recibimos y aceptamos la ayuda de Dios, seremos asistidos sobrenaturalmente en nuestra tarea, sea cual sea. 

Por lo tanto, primero, debemos conformar nuestros corazones al corazón de Dios, para que lo que pidamos esté en la voluntad de Dios para darnos. Eso requiere un hábito de oración, para que Él haga que nuestros corazones sean como el Suyo. Segundo, debemos pedirle a Dios lo que necesitamos de Su ayuda (que es todo, en realidad). Luego, tercero, debemos responder al impulso de la gracia, abriéndonos al poder de Dios en nosotros que va más allá de nuestra propia capacidad.

Puede ser una tarea que estemos enfrentando. Puede ser la necesidad de perdonar a alguien. Puede ser una batalla con la tentación o renunciar a un apego o adicción perjudicial. Puede ser vivir la vocación del matrimonio o las dificultades que enfrentan los demás. Puede parecernos que estamos trabajando más duro de lo normal y que Dios no nos ayudó mucho. Pero en realidad, trabajamos más duro, con eficacia, porque Dios nos dio la gracia, Su poder dinámico, para hacerlo.

Que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias,

Padre Kelley

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