Forming Consciences for Faithful Citizenship - Part 12 | Formar conciencias para una ciudadanía fiel - Parte 12
October 13
Dear Families and Friends of St. Francis Xavier Parish,
“The United States also has a unique opportunity to use its power in partnership with others to build a more just and peaceful world.”
We are on week 12 of 15 through our tour of “Forming Consciences for Faithful Citizenship” by the USCCB. Today we finish the second major part, “Applying Catholic Teaching to Major Issues” We are looking at only the last topic, called “Global Solidarity.”
The US bishops teach that the US has a particular moral obligation to use its capacity to share with the world our blessings, our resources, and our influence, to help the world advance in the pursuit of peace, and provide humanitarian assistance in times of natural or political strife. Again, solidarity is the virtue of pursuing justice for others, considering their suffering as your own. “The Lord hears the cry of the poor.”
The US should take a leading role in the relief of global poverty by supporting policies, measures, and technologies that may bring greater dignity to areas of the world suffering such poverty.
The US should support international bodies for addressing human rights issues and political and natural crises, that these bodies, and other nations that can provide assistance, might have the authority and resources needed to address global issues.
The US should support protection and provide an example for accepting refugees and asylum seekers, particularly women and children entrapped in, or in danger of, human (sex/slave) trafficking.
The US should take a leading role, in collaboration with the international community, in resolving regional tensions and conflicts, such as between Israel and Palestinians, or Russia and Ukraine.
If God has blessed America, then these blessings are not for us alone, but to share, for the sanctity and security of human life, especially the poor. What we did not do for them, we did not do for Christ in them.
God bless you and your families,
Fr. Kelley
Español
Estimadas familias y amigos de la parroquia San Francisco Javier:
“Estados Unidos también tiene una oportunidad única de usar su poder en asociación con otros para construir un mundo más justo y pacífico”.
Estamos en la semana 12 de 15 de nuestro recorrido de “Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles” de la USCCB. Hoy terminamos la segunda parte importante, “Aplicación de la enseñanza católica a los problemas más importantes”. Estamos considerando solo el último tema, llamado “Solidaridad global”.
Los obispos estadounidenses enseñan que Estados Unidos tiene una obligación moral particular de usar su capacidad para compartir con el mundo nuestras bendiciones, nuestros recursos y nuestra influencia, para ayudar al mundo a avanzar en la búsqueda de la paz y brindar asistencia humanitaria en tiempos de conflicto natural o político. Una vez más, la solidaridad es la virtud de buscar la justicia para los demás, considerando su sufrimiento como propio. “El Señor escucha el clamor de los pobres”.
Estados Unidos debería asumir un papel de liderazgo en el alivio de la pobreza mundial, apoyando políticas, medidas y tecnologías que puedan aportar mayor dignidad a las zonas del mundo que sufren esa pobreza.
Estados Unidos debería apoyar a los organismos internacionales que se ocupan de cuestiones de derechos humanos y de crisis políticas y naturales, para que estos organismos, y otras naciones que puedan proporcionar asistencia, tengan la autoridad y los recursos necesarios para abordar cuestiones globales.
Estados Unidos debería apoyar la protección y dar ejemplo en la aceptación de refugiados y solicitantes de asilo, en particular mujeres y niños atrapados o en peligro de ser víctimas de trata de personas.
Estados Unidos debería asumir un papel de liderazgo, en colaboración con la comunidad internacional, en la resolución de tensiones y conflictos regionales, como los que se dan entre Israel y los Palestinos, o entre Rusia y Ucrania.
Si Dios ha bendecido a Estados Unidos, entonces estas bendiciones no son sólo para nosotros, sino para compartirlas, por la santidad y la seguridad de la vida humana, especialmente de los pobres. Lo que no hicimos por ellos, no lo hicimos por Cristo en ellos.
Que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias,
Padre Kelley